12 de agosto de 2009

Sobre el teatro se cruza el luto... es un ave migratoria

Entonces, ingreso en la magia. Ayer el maestro Rodrigo nombró la ilusión del teatro. La puso en juego sobre la cruda realidad. Y puso las sonrisas como eminente expresión de la alegría que denota la producción artística. Entonces, ingreso en la magia: Alejandra borrero transformada en otra... corrección, transformada en otro. Un hombre, adicto, que está en los días de recuperación... el velo de la muerte se corrió esta mañana sobre mi mirada. Un hombre extremadamente racionalizador, sexualmente insaciable, absolutamente desenamorado, increiblemente autoflagelado, ha fallecido. Con una sonrisa de esas que dejan sin aliento, no por su belleza, sino por su impacto, porque donde sonreía ponía un toque de brillo, de cinismo, de humor... el hombre que se recupera se debate entre la locura y la realidad. Alucinaciones, síndrome de abstinencia, el cuestionamiento por lo difícil de vivir y lo suave que la droga lo vuelve todo: "cómo conservar la fluidez verbal sin cocaína" "Cómo observar la belleza del mundo sin marihuana" "cómo ser social sin alcohol", dice. Y todo parece caer por su propio peso... y la pregunta insiste: Qué tantos otros podré llegar a ser. Por ahora empiezo a quitarle cáscaras al que hablará solo, al que establecerá el monólogo. Apenas lo estoy conociendo, sé poco sobre sus gustos, sus intereses, su historia. Ya sabré de él. Por ahora me pregunto por el lugar del teatro en mi vida, por ese terreno que va ganando lentamente. De forma segura y paciente... termina la función y los aplausos no se hacen esperar. Un bravo se escucha entre público. Alejandra se inclina y agradece. Yo sonrío y agradezco. Es impresionante. Me ha dejado sin aliento... y el hombre que falleció era adicto al sexo y a la búsqueda de la belleza; el hombre en recuperación adicto a las drogas; el maestro rodrigo y la grandiosa alejandra, adictos al teatro; y yo? cuál (o cuáles) es mi adicción sin remedio?