24 de julio de 2009

Retomando ...

Noche de viernes. Dito reposa a mi lado, entre el cansancio y el placer de la compañía mutua. Han sido tremendos días. Avatares se suceden y el silencio, de manera particular, se cierne entre mis dientes. ¿Qué será que cuando me topo con mi familia el silencio es un aliado, una necesidad, una obligación?
Hoy pensé que quizá el silencio sea una buena forma de hacer un duelo, de dejar partir, de elaborar la despedida, la separación y la respectiva distancia.
Ayer se fueron. Estuvieron varios días. Desde el domingo pasado. Visitamos tantos sitios, tantos lugares antes conocidos por mi ahora también hacen parte del recuerdo de mi familia. Podré invitarlos a evocar cuando hablemos por el teléfono, cuando en una llamada al celular me pillen en medio de una obra de teatro en la gilberto alzate, o en una reunión de primeb, o en mitad de un café en el andino, o asistiendo a recoger al trabajo a Dito... en fin, ahora compartimos imágenes.
A propósito de una imagen, ayer, en la puerta de entrada a la sala de espera. Mi hermana se despide de mi, me abraza, me dice que me quiere mucho y recordando, quizá, que había visto en mi habitación la conmemoración por el cuento que escribí el año pasado me susurra: "Hermano, no dejes de hacer lo del hombre del hombre". Es claro para mi que me invita a no dejar de escribir y me siento comprometido. Como puede tu hermana de doce años decirte eso y dejarte incólume.

¡Imposible!