28 de mayo de 2010

Observación nocturna


Lo observo en la noche. Estoy sentado en la cama. Duerme. Percibo su amor generoso, su forma de mirarme. ¿Por qué habremos de esperar a que el otro tenga los ojos cerrados para percibir su mirada? Es como si en el recuerdo nos permitieramos más que en la presencia.


Lo observo en la noche. Mi corazón late normal pero el ritmo lo nombra. Di-to-di-to-di-to... y yo sonrío. En silencio paso mi mano por su frente. Paso un dedo por sus labios (el dedo que ustedes escojan), él respinga.


Lo observo en la noche. La agitación del día ha sucumbido, en medio de la quietud, recuerdo su abrazo al llegar. Esa sonrisa que me dice "Te amo" antes de enunciarlo. Ese baile que hace antes de entrar al baño para celebrar que amanecimos juntos.


Lo observo en la noche. Agradezco que puedo hacerlo. Me acuesto a su lado, acerco mi rostro a su respiración. Cierro mis ojos y con el arrullo del aire que lo anima, voy dejándome llevar por el sueño. Cuando todo es oscuro, su brazos iluminan la noche rodeándome y diciendo en un susurro. "Buenas noches, amor".

24 de mayo de 2010

De los papelitos, el amor y el ego.

Entonces uno tiene entre las manos los papelitos de colores. Se acerca a la caja y todos se le van en una sola transacción. Sales del sitio ansioso. Tenías varios de los mismos colores y ahora solo te quedan circulos de metal. Son los de valor menor, por eso te tocaría tener demasiados para compensar los papelitos.
Y pensar que son eso, papelitos, pero les hemos dado tanto valor. Con decir que son el resultado del sudor de tu frente, de los trasnochos y las aguantadas de hambre de 30 días o 15 en el mejor de los casos.
Papelitos con los cuáles intercambiamos el alimento, la vivienda, el buen vivir. Ayer en compañía de Brigitte, mientras estudiábamos un poco, me pregunté ¿Cómo sería un mundo basado exclusivamente en la relación de amor y no del ego? No habría dinero, todo sería de todos, pero creo que la estrechez de nuestras mentes no pueden concebirlo... habría que resetear la matrix, crear una raza nueva o será posible otras salidas con los mismos de ahora.

23 de mayo de 2010

Jugando con La loca de la casa

"La esencia de la locura es la soledad" En La loca de la casa, Rosa Montero

Ejercicios con despropósito:

I
1,2,3, sol edad,
4,5,6, lo cura,
7,8,9, es encia,
0 nada de sol edad lo cura, es encia.

II
¿Y qué más puede nacer de la soledad que no sea locura?
¿Alguna idea? Miedo. Vacío. Una flor. ¡Tres aves, no!
Un muchacho de 13 jugando al sireno, un imperio con múltiples batallas, largas noches escribiendo para que los fantasmas no se acerquen, una banda de rock que toca en parques convocando a los cómplices... silencio.
Salvarse, de la soledad puede nacer Salvación.
III
Y entonces sigo en una búsqueda inútil que sólo está al servicio de los propósitos de la incomprensión. Por qué no quedarse con la pregunta. El cifrado vicio de querer una respuesta.
IV
Un brazo, después el otro y nadie por apretar.

22 de mayo de 2010

Las preguntas de Dito 1

El día de ayer, después de una larga conversación sobre nuestra relación, Dito elaboró una inquietante pregunta. Le hablaba de un "amigo" de Medellín (las comillas son puestas en referencia a lo que a continuación se develará como la pregunta de Dito), sobre una llamada que me había hecho para solicitar información de un conocido de la Ciudad del Caos; un hombre con el que me he visto en la rumba, que conozco por amigos comunes y con quien tuve un acercamiento por participar de una situación que quizá en otra ocasión narre por este medio. El punto es que le dije a Dito que al paisa le había contestado con la verdad por el afecto que le tengo.
Media hora después, un cigarrillo de intermedio y algunos pensamiento de él en el balcón del apartamento, lo llevaron a acostarse a mi lado en la cama y preguntarme: "¿Cómo puedes decir que le tienes afecto a alguien que no has visto en persona?" Y el silencio se posó en mis labios. "Yo eso no lo puedo entender". Y no supe explicárselo. Es algo curioso, yo sé de qué habla, comprendo a qué hace referencia, pero cuando miro en esa habitación de afectos, encuentro varios con destino a personas que nunca he tenido la oportunidad de estrechar entre mis brazos, no sé cómo, ahí están los afectos y plenamente ligados a las imágenes fotográficas o de video que tengo de ellos: un hombre español, de madrid, un hombre de bucaramanga, el paisa, el de pereira, un turco que vive en usa, un venezolano díscolo, en fin, personas con las cuales he conversado largamente por el chat, con los que he conversado por videollamada. Recuerdo incluso una "relación sentimental" sostenida con mi Mr BIg personal, casi por dos años, toda ella virtual.
Vaya, vaya, lo que deviene de intentar explicar algo que simplemente se siente y que estas nuevas (bueno, ya no tanto) tecnologías proponen. ¿Alguien sabe explicarlo? Seguiré con la pregunta rondándome a ver si aventuro una respuesta alguno de estos días.

20 de mayo de 2010

La chica de las medias...

Ingresó sigilosa en la sala con la sonrisa brillante contagiada por su corazón abierto y vibrante. Fascinada con los descubrimientos que ha hecho sobre su propio mundo, esa nueva mirada con la que ha abordado a la ciudad del caos después de unos días en la Casa de la luz, se sentó a escuchar la reflexión y a ponerse en disposición orante. Cruzó las piernas, abrió su cuaderno y la chispa de su mirada se depositó en quien estaba hablando. Hoy no traía medias, hoy traía pantalón.
Cada jueves, con la regularidad de una cita importante, ella llega a la misma sala, en la que soy testigo de su devoción. Suele vestir con colores disonantes con el gris y negro de esta ciudad del caos, colores de luz, y la combinación la lleva a usar medias largas también con colores inesperados, medias que se asoman bajo su falda insinuando su diferencia, marcando su especialidad. Pero hoy llegó con pantalón, hoy a roto la referencia, hoy después del fin de semana, hoy que la llamo por su propio nombre y no por la etiqueta mental que le había asignado, hoy decide romper la monotonía de la diferencia y vestirse como una más. Sin embargo, algo en ella vibra de manera permanente, sin permitirle el anonimato. No más salir las miradas se toparán con su rostro, nada más cruzar la puerta, los ojos de los seres oscuros de la ciudad del caos observarán su sonrisa con envidia, preguntándose qué es lo que tiene de bueno el día que ésta va sonriendo, cuestionando su forma suave de andar por las calles grises, tachándola mentalmente de una loca que va por la calle exhibiendo sin pudor su disfrute por los días.
No cambió el mundo, dice nuestra maestra de luz, cambió la forma como lo ves. Y esta vez es tan obvio, es tan certero, es tan innegable. Otras veces he escuchado la misma frase y, prejuicioso, la he descartado por romántica o fanática. Hoy la veo en el rostro de esta mujer que parece que antes amé, hace tanto que ya lo olvidé, hace tanto que ya no me dejan recordarlo, pero hace tan poco que nos volvemos a encontrar aquí y ahora, quizá para amarla de una forma diferente, como una hermana con la cual comparto ahora esa sonrisa "estúpida" que los otros nos intentan borrar al andar la calle.