2 de julio de 2012

Angels in America...

Y entonces un día cualquiera, por recomendación de un amigo, te topas con una miniserie que te sorprende profunda y gratamente. Pasa que introduces el dvd en el computador, se abre la pantalla y la sola entrada ya te causa la curiosidad necesaria. Pasa que los personajes empiezan a hablar como si los conocieras, como si tu supieras a lo que se refieren, y te exigen poner mucha atención para seguir sus diálogos, tu, un desconocido, estás escuchando conversaciones ajenas y privadas, de un poder de intimidad que a veces te averguenzas de estar asistiendo a la confesión de sus prudencias, sus secretos, sus luchas. Una serie en la que el conflicto del hombre que gusta, ama, desea, odia, sufre, a otro hombre, se manifiesta de tan diversas formas. Que complejidad del ser humano, que complejidad del amor, que soledad la del hombre y la mujer que no acepta, que dolor la de una enfermedad que suspende tu vida como la conoces de siempre.... Que serie!!! Angels in America, aún no la termino de ver y ya la amo. Sólo fueron 6 capítulos de una hora cada uno, realmente son dos partes de 3 horas cada una. Seguiré al final, ahi terminaré de dar mi veredicto....

Mientras, ya puedo agradecer a Goyeneche. No sabía lo que me entregabas en esa cajita cuando me la pasaste. Es todo un mundo. Ahi estoy atrapado, creo que el final me tendrá que patear el trasero para devolverme a esta realidad.

19 de junio de 2012

No mucho...

Y pasó el día sin mayores avances. Una que otra letra, puesta en algún archivo. Sin embargo, el día ha transcurrido con satisfacción. Es curioso, cómo la medida de la productividad no necesariamente está en la producción... a veces la quietud de la falta de producción trae bastante satisfacción. Ahora a conectar con esta luna nueva, a ver si se asoma la intención de ir más allá de simplemente escribir esto, esto que siento que carece de inspiración...

16 de junio de 2012

Dos o tres

- Y ahora qué querés decir?
- Nada. Es inquietante cómo has retomado viejas costumbres y has conocido nuevas prácticas. Cada uno ha traído su legado y lo has disfrutado.
- Si, demasiado, a veces quiero censurarte.
- No podés. Te pongo la voluptuosidad a los pies y vos la tomás, no podés evitarlo, te empujo para que posés tus labios en los de cada uno y sé que, en ese momento, estás perdido.
- Te hago fuerza, eremita. Intento dejarte atrás.
- Pero qué necesidad tenés de luchar conmigo. Entregate. Dejate ser. La vida no sólo es el discurso anquilosado de tus miedos, sino la libertad de poner en juego el riesgo. Vos dejate avanzar por entre las ramas, por entre las piernas, por entre los atardeceres, por entre las miradas, por entre los tragos, por entre las tonadas, por entre las sonrisas, por entre...
- Ssssshhhh... por entre tus laberintos en que te gusta dejarme perdido, no?
- Si no es perdición, es rendición. ¡Rendite! No vale la pena. Has silencio tu... vuelve a escribir, a leer, a follar, a tomar, a reirte a carcajadas, liberate, que bastante que te has jodido.
- No sé... te abrazo, sin remedio.
- Y yo a vos, no te quiero matar. Solo ponerte a vivir de nuevo, una vez más.

¿Re-tomar?

Ayer???
Si, ayer, me permitieron recordar la presencia de este lugar...
Lugar???
Pues si, es un lugar, no parece tener espacio físico más que en unos bits, sin embargo es un lugar: lo visitan, pasan por él, cuelgo cosas, comentan... un lugar.
Decía, me han permitido recordar que tengo este lugar disponible. Agradezco profundamente esa posibilidad. La inspiración tal vez no sea lo mío en este momento, sin embargo quiero recordar, recordar que puedo escribir, recordar que mis dedos pueden bailar con el ritmo de mis ideas, de mis emociones, de mis sensaciones. Quiero recordar que el olvido no es más que un falso vacío, otro lugar como este, en el que las cosas siguen teniendo su vida, mientras las intentamos ignorar, mientras inconscientes de nuestros movimientos sonreímos.
Los movimientos de las zonas profundas emergen cada que les provoca, nos sacuden, hacen temblar los cimientos y atemorizados, corremos a ocultarlos, pero los movimientos nos empujan, no nos dejan en paz, nos sacuden, ya dije. Ante la sacudida y la resistencia, solo queda el cansancio.

18 de octubre de 2011

Tenía algo que decir...

Y el eremita vuelve a estar solo. Bueno, yo vuelvo a estar solo y el eremita sonríe. Está a gusto con la soledad recuperada, con la posibilidad de hacer lo que le venga en gana. Le digo que "no", que no puede hacer todo lo que quiera. Se ríe, ya no sonríe, se ríe a carcajadas. "Claro que puedo hacer lo que me venga en gana. Podemos irnos a tomar un café, a leer a solas, a ver una película, a caminar de nuevo estas calles grises y misteriosas como un personaje solitario, puedo sonreirle a quien quiera, puedo colgarle el teléfono a quien me provoque, puedo revolcar otra vez todo... es que no te das cuenta, no se dan cuenta ustedes, los otros habitantes de Andrés, cuanto necesitamos revolcar todo, cuanto necesitamos que las estructuras se sacudan y se muevan con la fuerza de un terremoto... vos seguís impávido, Andrés, esperando no sé qué cosa, que manía esta de esperar. No hay nada que esperar. Ahora o nunca, brinca o camina, sonríe o llora, pero no esperes. El más allá no existe, ni siquiera ha sido conjurado y vos lo andás esperando. No esperés nada más, soltate, sacudite, bailá, volvé a sonreir con la libertad de siempre, con esa alegría que contagias, con esa fortuna de saberte todo tuyo... Jajaja... todo nuestro, todo tuyo". Eremita insondable. Me sacás lágrimas ahora que te dejo hablar. ¿Por qué tenés tanta razón cuando te dejo intervenir? ¿Por qué?

23 de diciembre de 2010

Feliz Navidad

Mientras el bus avanza, un hombre nos toma por sorpresa. Empieza a tocar su violín. Que hermoso regalo de navidad...

¡Los primeros tres días en pocas palabras!

Tres en uno:

I

Salgo ansioso por la puerta del aeropuerto después de tener un revisión de aduana a profundidad (resultad: No encontraron más que unos manjar blanco que sorprenden al que requisa). Muchos rostros, una mujer con unos globos en forma de corazón, gente igual de ansiosa por el reencuentro con sus seres queridos. Busco rápidamente la cara de mi hermana, la de mi mamá, hasta la de mi abuela.... No, no están, carajo, otra vez que me quedo con la emoción en un suspiro, otra vez observo la realidad del ahora, las cosas no son como antes. Saco unas monedas, marco al celular de mi madre, no contesta. 15 minutos después, tres llamadas hechas, contesta. Aún vienen en el bus. He de esperar. Está bien, ahora las cosas son distintas. Todo cambia.

II

Es la noche del último solsticio del año, el de invierno. Coincide con una noche de luna llena muy especial, despejada. El baño de la luz de la luna inunda la calle, los cuerpos, cubre un manto plata todo. Le he propuesto más temprano a mi madre hacer una meditación en casa, ella sugiere la playa. Por qué no?, me pregunta. Claro, pienso yo, si es en la playa, es en la playa! La única que no va es mi hermana. Asistimos mi abuela, mi madre y yo a un encuentro con el momento.
La parte trasera de un hotel es nuestro lugar. La oscuridad asiste al encuentro, sin embargo la luz refulgeante de la luna nos ilumina. Llevo dos velas blancas que enciendo en la mitad del triángulo que formamos los tres, ellas sentadas en una de esas bancas de bronceo típicas de playa o piscina y yo en la arena. El mar se mueve, ondea, y en su oscuridad unos brillos color plata brincan aquí y allá en la punta de las olas. Parece una lluvia plateada, como si las estrellas estuvieran en el mar, como si el cielo se invirtiera. Cerramos los ojos. Meditamos. Nos liberamos de muchas cargas. Al abrir los ojos mi abuela dice que le pareció ver el cielo en el medio de las velas que descansan en la arena. A mi me pareció que los tres estábamos en el cielo en ese momento de tanta belleza.

III

Salimos de compras. Mi hermana, rizos creativos, no tiene sino un par de prendas de vestir y un solo par de zapatos. No es sólo que crece más rápido que lo que compra las cosas, sino que está en medio del marasmo de la transición adolescente. Ya no es una niña, tampoco una joven, ya no le gustan las mariposas en las blusas, ya no le gustan los colores rosados y azules claros, ya no quiere el mismo tipo de blusa, ya no le gustan las blusasssssss.... por ella se compraba camisas de hombre pero sus padres la llaman al orden. Jajaja. Menos mal no me ha preguntado a mi.
Salimos como dije, tres horas de viaje en un bus hasta llegar al centro comercial deseado: Dolphin Mall. La actitud de "mamera", la pereza, lo desobligante de la actitud, el aburrimiento consigo misma que se extiende hasta nosotros, que con un intento de paciencia absoluta aguantamos el momento. Hasta que la cosa estalla, yo me suelto del drama, mi mamá la manda al carajo y ella reacciona. Su actitud mejora. La adolescencia divino tesoro, pienso de manera sarcástica. Hablo con lapaulisloveyou, una chica, alguien que nos dé una pista: "tal vez no quiere comprar la ropa con su mamá y su hermano, tal vez lo que quiere es hacerlo sola o con amigas de su edad, es que ya uno a esa edad no quiere a la mamá ahí"; levanto la mirada, mi madre dentro del vestier. ¡Qué invasión! Comprendo, se lo digo a mi madre. Ayyy, bendita seas lapaulisloveyou.

28 de mayo de 2010

Observación nocturna


Lo observo en la noche. Estoy sentado en la cama. Duerme. Percibo su amor generoso, su forma de mirarme. ¿Por qué habremos de esperar a que el otro tenga los ojos cerrados para percibir su mirada? Es como si en el recuerdo nos permitieramos más que en la presencia.


Lo observo en la noche. Mi corazón late normal pero el ritmo lo nombra. Di-to-di-to-di-to... y yo sonrío. En silencio paso mi mano por su frente. Paso un dedo por sus labios (el dedo que ustedes escojan), él respinga.


Lo observo en la noche. La agitación del día ha sucumbido, en medio de la quietud, recuerdo su abrazo al llegar. Esa sonrisa que me dice "Te amo" antes de enunciarlo. Ese baile que hace antes de entrar al baño para celebrar que amanecimos juntos.


Lo observo en la noche. Agradezco que puedo hacerlo. Me acuesto a su lado, acerco mi rostro a su respiración. Cierro mis ojos y con el arrullo del aire que lo anima, voy dejándome llevar por el sueño. Cuando todo es oscuro, su brazos iluminan la noche rodeándome y diciendo en un susurro. "Buenas noches, amor".

24 de mayo de 2010

De los papelitos, el amor y el ego.

Entonces uno tiene entre las manos los papelitos de colores. Se acerca a la caja y todos se le van en una sola transacción. Sales del sitio ansioso. Tenías varios de los mismos colores y ahora solo te quedan circulos de metal. Son los de valor menor, por eso te tocaría tener demasiados para compensar los papelitos.
Y pensar que son eso, papelitos, pero les hemos dado tanto valor. Con decir que son el resultado del sudor de tu frente, de los trasnochos y las aguantadas de hambre de 30 días o 15 en el mejor de los casos.
Papelitos con los cuáles intercambiamos el alimento, la vivienda, el buen vivir. Ayer en compañía de Brigitte, mientras estudiábamos un poco, me pregunté ¿Cómo sería un mundo basado exclusivamente en la relación de amor y no del ego? No habría dinero, todo sería de todos, pero creo que la estrechez de nuestras mentes no pueden concebirlo... habría que resetear la matrix, crear una raza nueva o será posible otras salidas con los mismos de ahora.

23 de mayo de 2010

Jugando con La loca de la casa

"La esencia de la locura es la soledad" En La loca de la casa, Rosa Montero

Ejercicios con despropósito:

I
1,2,3, sol edad,
4,5,6, lo cura,
7,8,9, es encia,
0 nada de sol edad lo cura, es encia.

II
¿Y qué más puede nacer de la soledad que no sea locura?
¿Alguna idea? Miedo. Vacío. Una flor. ¡Tres aves, no!
Un muchacho de 13 jugando al sireno, un imperio con múltiples batallas, largas noches escribiendo para que los fantasmas no se acerquen, una banda de rock que toca en parques convocando a los cómplices... silencio.
Salvarse, de la soledad puede nacer Salvación.
III
Y entonces sigo en una búsqueda inútil que sólo está al servicio de los propósitos de la incomprensión. Por qué no quedarse con la pregunta. El cifrado vicio de querer una respuesta.
IV
Un brazo, después el otro y nadie por apretar.