1 de diciembre de 2009

Diario de un grupo de escritura: Día 1

Era un viernes de noviembre. El último a decir verdad. Fueron citados seis participantes para el primer encuentro. Las seis con cuarenta de la noche se instalaron en el reloj del celular que El eremita miraba constantemente, estaba ansioso. La primera vez sería en su apartamento, él era quien los había convocado y no sabía como se relacionarían entre sí, si habría empatía entre ellos y ellas o si por el contrario, al verse una reacción química lanzaría cada uno a una esquina diferente de la habitación. En la mañana había arreglado la sala y el comedor, limpieza profunda para exorcisar anteriores energías y dejar todo listo para el espíritu creativo que se colaría entre las manos y piernas de los invitados. Compró unas astromelias moradas, que ahora, en mitad de la mesa del comedor, cerradas, sugerían lo que la noche traería: Iniciación.

El primero en llegar fue El emperador de Fianot, diez minutos antes de la cita. un joven oriundo de las tierras nariñenses, estudiante de microbiología en la universidad javeriana y con proyectos de escritura activos que El eremita esperaba que vinculara al espacio que le ofrecía.Traía su acostumbrada barba, el pelo corto, frenos para corregir mordida y su maletín cruzado. Es el menor de los invitados, acaba de cumplir 25 años y su juventud se expresa a través de sus ideas de rebeldía y autonomía, de sus manifestaciones emocionales de ira ante el autoritarismo y la crítica.

Dos minutos después arrivó Frank. Venía impecable, como suele vestir (había un agravante tenía una cita para ir al cine después del encuentro). Es un hombre trigueño, de estatura media en Colombia, actualmente en búsqueda de sus verdades, de las más íntimas y de las más públicas, de las que cobijan a los humanos como especie con lenguaje. El deseo se ha venido cruzando en el camino y él, entre juguetón y travieso, se ha dedicado a diseccionarlo para encontrar su mecanismo, para develar su enigma.

Dimos inicio al espacio. Encendí una vela amarilla a modo de apertura, no sin antes ofrecer elixir de cafeína y agua a los convocados. Veinte minutos después, corriendo como suele sucederle, llegó uno de los invitados a quien por ahora llamaré Alberto (ya podremos descubrir su nombre literario). Venía acalorado, con el saco en la mano y agitado. El transmilenio lo había atrapado más de lo esperado y hasta ahora le daba la libertad. Fue presentado formalmente ante los otros dos y una vez aceptó una taza de café solicitó un lapicero o lápiz o "algo con lo cual escribir". En sus manos Memorias de Adriano, de Yourcernar, sin embargo no traía algo con lo cual dejar testimonio en las hojas de su cuaderno.

Presenté el propósito de convocarlos, anuncié que faltaban tres personas por asistir. El club de lectura y escritura es una proyección del anterior espacio que viví en el taller Entre la piel y el papel, del que hay noticia en el presente blog. Iniciamos presentando la relación que hemos tenido cada uno con la escritura, empezando conmigo que me devolví hasta las primeras revistas que me atraparon entre sus letras: LO desconocido, se llamaba la serie. Creo que aún sigo intentado asir eso, lo desconocido, a través de la lectura y otro tanto a través de la escritura.
Escribí durante mi adolescencia, envié mis cuentos a concursos que no gané, pertenecí a una revista adolescente, en la universidad se desataron mis dedos a través del chat, de los emails, del word y de las crayolas con lapicero. Escribí hasta el hartazgo, re-organizándome, dándole nuevo sentido a mi vida y cuando sentí que algo había conseguido de bienestar, se fueron disminuyendo las letras hasta quedar reducido a algo esporádico que se reactivó con el taller que acabé de tomar. Por ello, mi interés es dar continuidad a la ruptura del dique, sin que nuevamente muros se interpongan entre el lapiz y el papel, entre las teclas y la pantalla.

El emperador de Fianot nos contó sobre sus avances de escritura, sobre el descubrimiento de los blogs como espacio de expresión, sobre la actual orientación hacia la comunicación social como profesion... quiere terminar microbiología porque "no soporto dejar las cosas sin terminar". Actualmente tiene tres blogs: uno de expresión de emociones, otro donde espera contar la historia de Fianot y uno que se ha constituido en un cuaderno de sus clases. El emperador de Fianot multimedial!

Frank ha escrito para sí mismo, más que para los otros, pero en el encuentro con los otros, cuando les presenta o lee lo escrito se re-encuentra consigo mismo, con los sentidos que a través de las letras propone. Escribió libros técnicos que fueron publicados (es administrador con especialización en finanzas) y ahora quiere darle continuidad a un proceso de autodescubrimiento a través de la escritura de reflexiones, ideas, frases... además que ha venido realizando una exploración de la muerte, no necesariamente con propósitos suicidas, sino con el ánimo de comprensión...

Llamó DVD, no llegó. A mitad de la presentación se comunicó esta mujer con la que el eremita se encontró hace tantos años. DVD le ofreció disculpas, pero los compromisos laborales con la secretaría de algo en el distrito, no le permitieron llegar. Trabaja en relación con los menores de edad y el sistema de protección, en una de las fundaciones hubo alaracas y no pudo salir antes, le tocó intervenir. Es una mujer de estatura pequeña, muy directa, clara e inteligente. Para ella es algo atrevido asistir al encuentro de escritura y lectura, es una genuina iniciación.

Se presentó Alberto. Es un lector empedernido por influencia de un padre comunista y amante de las letras. La escritura ha llegado como consecuencia de tanto devorar textos ajenos, es como si hubiera sido necesario que de tanto alimentarse tuviera que expulsar algo propio y de ahi vinieron las propias letras, pequeños textos, poemas, ensayos, que incluso han sido publicados. Lleva año y medio en bogotá y precisamente vino tras "el sueño capitalino", encontrar en estas tierras frías lo que su bucaramanga no le ofreció: posibilidades de acercarse a lo literario, oportunidades de (re)descubrir el amor y opciones laborales para hacerse a un nuevo camino.

Quien tampoco asistió fue Lucía. Mujer treinteañera con quien comparte apartamento el eremita. Ese día se encontraba cansada e indecisa respecto a su participación en el grupo. Se encerró la habitación y durmió largamente mientras en la sala de su casa acontecían todos estos sucesos narrados.

Por último, el sexto, el presente ausente, Peter Pan, el Gnomo, Arturito, Alex, el veterinario, no le era posible manifestarse físicamente. Lo hizo a través de las palabras de El eremita, quien lo invocó en su intención de participar del grupo, en su deseo de realizar un libro sobre el amor entre los hombres, en su necesidad de escribir acerca de la forma como él concibe el afecto y otros, esos otros con los que se relaciona, dan cabida al amor.

Frank debió partir, su compromiso cinematográfico lo halaba. Se concertó la siguiente cita y se establecieron las tareas: escribir sobre el proyecto que será hilo conductor de la intervención de cada uno en el grupo y pensar y proponer nombres para el grupo.

Entre los tres que quedaron leyeron un fragmento del libro La loca de la casa, de Rosa Montero, texto que El eremita había leído con anteriorida y fragmento que había trabajado en el taller que recibió. Posterior a la lectura cada uno de los participantes escribió en 20 minutos acerca de lo que quisiera. Se leyeron los textos y las sonrisas se trazaron en los rostros de los hombres (para el escrito de El emperador ir a: http://fbtonouka.blogspot.com/2009/11/taller-literario-i.html ; para el de El eremita, revisar este mismo blog). Se recapituló lo ocurrido y se apagó la vela dándole punto final al encuentro.

La despedida fue en la calle, ante una tienda en la que El eremita compraría algo de comer, mientras Alberto y El emperador de Fianot, encendían sendos cigarrillos con los cuales acompañar sus pasos hasta el transporte que los condujo a cada uno a casa.

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