15 de diciembre de 2009

Diario de un grupo de escritura: Día 2

Era el segundo encuentro y resultó una reunión con caracter femenino. Cada uno de los chicos, por diversas razones que fueron exponiendo al Eremita en el transcurso de los días previos a ese jueves, no pudo asistir. El emperador de Fianot se encontraba en tierras natales, visitando su familia, entre ellos su padre, con quien tenía una conversación pendiente. Su comunicación fue escrita, una hermosa misiva que aún hoy, El eremita lee con una sonrisa en los labios ("Me da un profundo pesar no poder estar allá con ustedes y compartir de la escritura"). Hasta pronto, emperador, desde la distancia estarás enterado de lo que acá sucede.
El segundo en avisar fue Frank. Inicialmente solicitó que el encuentro se realizará un día después de lo pactado y el día antes del taller se comunicó, también por vía escrita, con un correo electrónico en el que se excusaba y se autflagelaba: no podía asistir. "Creo que merezco un castigo por lo que haré, pero no tengo opcion. Debo viajar mañana... no podre ir al encuentro...Disculpame con todos...". Sin castigos, sin castigos, el grupo no se trata de sufrimiento.
Alberto, por su parte, habló con El eremita un día antes. Había aceptado un ofrecimiento laboral para hacer unos turnos en una feria del mueble con el fin de garantizar ingresos para los días navideños.¡Cocacola mata tinto!
(Peter pan mantiene una ausencia prolongada. No se reportó al respecto)

Fue así, como Lucía, DVD y Luisa, llegaron al apartamento a encontrarse con El eremita en la segunda sesión del taller. Esta vez una botella de vino tinto y algunos pasabocas acompañaron a los asistentes. Lucía y El eremita salieron a comprarlos, en eso se encontraron con DVD, que venía cansada de su día laboral pero dispuesta a escuchar acerca del espacio. Los tres fueron al supermercado cercano (no pienso hacerle la más mínima propaganda a ese sitio) y compraron lo deseado. Mientras eso sucedía se iban actualizando: las mo-vidas amorosas, las cargas laborales, los chismesitos familiares, en fin, un barrido informativo sobre sus cotidianidades.
Al regresar al apartamento se comunicó Luisa, quien es vecina de El eremita, vive en el mismo piso del edificio. Se encontraba aún por fuera de su vivienda pero le tomaría tan solo unos minutos llegar a la reunión. Mientras ella aparecía, Lucía se acostó a descansar y DVD siguió poniendo al día a El eremita.
Finalmente, llegó Luisa. Con su llegada se encendió la vela y se abrió la sesión del grupo. El vino daba al ambiente un aire de complicidad y los pasabocas acompañaban la conversación. El eremita narró de nuevo su iniciación en las letras y la literatura. Esta vez se fue más atrás, recordó un momento de su vida en el que tuvo relación directa con la lectura. Cuando tenía alrededor de 2 años su madre se sentaba a leerle cuentos de principio a fin, él, inquieto y curioso, pedía que se los leyeran una y otra vez. Eran cuentos infantiles con dibujos grandes y letras grandes. Su preferido era El lobo y los siete cabritos (Dejaré para otro momento la interpretación). Cuando llegaban las visitas, Andresito corría a su habitación, sacaba el cuento y les decía a los que llegaban que iba a leerles. Lo abría y con el dedo índice muy pequeño iba señalando las letras mientras recitaba de memoria el cuento que su mamá le leía todos los días. La gente quedaba sorprendida, según cuenta la madre, porque creían que de verdad lo estaba leyendo. Andresito, quizá se sentía halagado, era su primer público.
Las chicas tuvieron su turno. DVD narró como ha escrito a partir de su adolescencia en momentos determinados de mucho dolor y sufrimiento. Una forma de exorcismo encuentra en la escritura. Sin embargo ninguno de sus escritos ha sobrevivido al tiempo, terminan en manos de las llamas de alguna hoguera encendida en el avivamiento del cierre de los ciclos: "los quemo y es una forma de cerrar". Un momento, no es tan cierto esto, hay unos textos que han sobrevivido al exterminio. Los textos que escribió durante la relación que tuvo con su ex, el rompecristales. Éstos fueron introducidos en una caja y entregados a una de sus mejores amigas hasta que decidiera qué hacer con ellos. Aún estan bajo custodia.
Lucía ha escrito principalmente epístolas. Durante su vida ha escrito a destinatarios que no reciben las cartas. Principalmente han sido cartas de amor, o de desamor como prefiera pensarse. Plantea que no comprende muy bien porque fue invitada por El eremita, que siente que no tiene mucho por escribir y que en este instante siente que hacerlo sería exponerse. Sin embargo, la sesión avanza y con ella va descubriendo que la escritura la invitó y la lleva a derramarse sobre la hoja en grafos.
Luisa inicia diciendo que por su parte ha escrito mucho y siente que quiere volver a hacerlo. Suele dedicarse a la escritura cuando se encuentra triste, melancólica, con un estado de ánimo oscuro. Quiere abrirse a otras posibilidades, quiere que cuando la luz ilumine su espíritu, pueda dejarlo por escrito. Incluso quiere, como consecuencia de lo que sucede en la sesión, intentar escribir sobre otros, crear personajes que no se parezcan a ella de manera directa, ficcionar de manera más libre.
Después que cada uno dio apertura a su presencia en el grupo, se pasó a realizar la lectura que en el anterior encuentro El eremita había hecho con los chicos, el trozo de La loca de la casa. Una vez finalizado, se pasó a leer algunos poemas de Mario Benedetti de su grupo "Epílogos míos", tres para ser exacto: "Como árboles", "Respuesta con segunda", "Por suerte somos otros". Fue inevitable abordar el tema de las ficciones, de cómo las personas se ficcionan en cada una de sus narraciones, cómo en cada conteo de recuerdos se escogen los que se desea y además de ellos se selecciona instantes. Andrés propuso los poemas a propósito de aquellos que lo habitan.
La sesión finalizó en una mezcla afortunada de las preguntas ¿Para qué escribir? y ¿Quiénes son los otros? ¿Los que nos leen? ¿Los que inventamos? ¿Los que nos habitan?
P.d: Es importante señalar que estas bitácoras de las sesiones son un ejercicio de escritura. No suelen resultar poéticas o literarias, sino más de caracter descriptivo. Pido excusas si no tienen una manofactura impecable, su propósito es la práctica del oficio.

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