29 de diciembre de 2009

Palabras prestadas


Leyendo el libro de Italo Calvino, Mundo escrito y mundo no escrito de la Biblioteca Calvino de Editorial Siruela (2006), (Es un duro este hijuemadre, no sé Danae porque no lo hemos estudiado más juntos, creo que tu sola si, pero no conmigo) encontré pasajes que merecen la pena ser retomados. Este libro es una compilación de textos de él, por ello cada párrafo tiene su referencia específica.

"No depende de los escritores sino del paso del tiempo. Cuando yo empecé a escribir, hace quince años, parecía que lo natural era escribir con objetividad: daban ganas de escribir la historia de todos los que iban por la calle. Hay momentos en los que las historias están en las cosas, es el propio mundo el que tiende a contarse a sí mismo, y el escritor se convierte en un instrumento. Y hay momentos -como hoy en día- en los que le mundo por sí solo no parece tener ganas, en los que en las historias del prójimo ya no se lee una historia general, y entonces el escritor sólo puede contar el mundo en relación con él" (Respuestas a 9 preguntas sobre las novelas, Pág 36, 1959)

"Quizá la lectura sea ya un robo. Hay algo que está ahí, encerrado, dentro de ese objeto del que se presupone que tiene algo encerrado dentro. En cada lectura hay un forzamiento, hay un robo con violencia. Naturalmente, los cuadros y las obras literarias se construyen con esa intención, para ser robados de esa manera. Igual que el laberinto está construido con la intención de que nos perdamos, pero también para nos encontremos en él" (Robos con arte - Conversaciones con Tullio Pericoli, Pág 73, 1980)

"Y el lenguaje es de la máxima importancia porque para mantener despierta la atención del lector es preciso que la voz que le habla posea cierto tono, cierto timbre, cierta viveza. La opinión más corriente es que se exporta mejor un escritor que escribe en tono neutro, pues plantea menos problemas de traducción. Pero también creo que ésta es una opinión superficial, porque una escritura gris sólo puede tener valor si el sentido de la grisura que transmite tiene un valor poético, es decir, si ese gris es una creación muy personal; de otro modo, nadie sentirá deseos de leerlo. La comunicación debe establecerse a través del acento personal del escritor, y esto también puede darse en un nivel corriente, coloquial, no muy distinto del lenguaje del periodismo, más vivaz y brillante; y se puede establecer una comunicación más intensa, más íntima y más compleja, como la de la expresión literaria" (La mejor manera de leer un texto es traducirlo, Pág 81, 1982)

"El traductor literario es el que se pone en peligro a sí mismo para traducir lo intraducible" (La mejor manera de leer un texto es traducirlo, Pág 81, 1982)

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