30 de octubre de 2009

Mudanzas 3

10 de abril de 2008: ¿En dónde voy?

Me encontraba sentado en una oficina de una empresa importante de turismo a nivel nacional, e incluso latinoamericano – bueno, eso dice la misma mujer que me está atendiendo -, cuando todo se hizo evidente. He llegado a un sitio, posición y rol insospechado para mí hace unos cuantos años.

En la época universitaria, en medio de la cinemateca, la locura de las pintas desbaratadas – que aún adoro-, los amores difíciles, como los llamaría Calvino, las trasnochadas estudiando, los trabajos de la u con los compañeros, el desempeño naciente en el campo clínico, sobretodo con niños, incluso en el tratar de entender en alguna medida el autismo, en medio de todo ello, enuncié que el mundo organizacional hedía, que nunca –léase bien, “nunca”- ingresaría en ese universo tan ajeno, lleno de competitividad y de valores que rechazaba en pleno, por mi grata rebeldía, que en el espíritu conservo.

La enunciación quedó suspendida, después vino la revolución, la partida de Cali, el Huracán en Miami, el retorno a la patria, la asentada en Bogotá, el trabajo en el ICBF y trás, de un momento a otro, me vi ingresando en el mundo organizacional como una pequeña oportunidad de aprender algo nuevo, un nivel de formación, de preparación, para “ser” un futuro administrador de un lugar aun desconocido para mi. Sin embargo no esperé esta carrera vertiginosa por el aprendizaje, esta construcción – a propósito de los últimos temas de este blog – de una estructura, de una forma de mirar, que en principio no concebí y con la que ahora negocio. Me he embebido de empresa, de compañía, de organización, de negocio, sin embargo quien soy insiste, el eremita alega, con fuerza, con ahínco, con férrea voluntad. Y ahora tengo a los dos en mesa de trabajo, de negociación, de acuerdo casi humanitario… si no lo consiguen me volveré loco.

Bueno, decía que me encontraba en esa oficina, de ventanales inmensos, sin buena vista, pero ventanales inmensos, de mucha luz. Nos atendía, me encontraba con mi jefe por eso me refiero a “nos”, una mujer de alta jerarquía, Vicepresidencia Comercial, con un rostro austero, con trato difícil, sin la más mínima contemplación (“Por lo menos, yo soy exigente con mis proveedores pero no así de dura”, me diría después mi jefe, quien es bastante fuerte cuando se le ofrece un servicio). Y frente a esa mujer, decía, tuve la certeza, el momento de lucidez, el click, “Juepucha, ¿dónde estoy? ¿Quién es ella? ¿Qué hago aquí? ¿En qué momento llegué hasta acá?”.

El que bien me conoce, sabrá que estas preguntas no son de un ego orgulloso e implacable, sino de un humanista inquieto y curioso, que ha descubierto posibilidades de sí mismo en un escenario que nunca sospechó aprehender. Pero ahí estaba, hablando de cosas que hace un año desconocía y quería con toda voluntad ignorar; ahí estaba con mi historia de amor que en algún momento fue bastante viciosa; ahí estaba el mismo que antes no contaba con organización, ciertas dosis de responsabilidad, ni deseo de pertenecer a todo ello; ahí estaba con mi inquietud identitaria, después de otros tantos procesos de constitución de mí mismo; ahí estaba con la nostalgia de tardes desaprovechadas con mis amigos de Cali hablando de cosas que no aportaban más que al deseo; ahí estaba con la certeza de un nuevo círculo de relaciones que antes no hubiera considerado; ahí estaba con todo el que fui, el que soy, ese al que tanto quiero y respeto.

Ahí estaba, ahí estoy, pero lo bueno, es que después de lo que he vivido, tengo la certeza de que ahí está quien soy, aunque eso no sea lo único que soy…

P.D: Dejo mis puntos suspensivos con deliberación porque esto está plenamente y conscientemente inacabado, es tema para mi por estos días.

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