30 de octubre de 2009

Mudanzas 7

15 de abril de 2008: De vuelta(s) por una U

El eremita preparó su mochila morada con los botones de Björk: introdujo su billetera, las llaves, algunas monedas sueltas y el libro del momento: El péndulo de Foucault. Abordó un bus a la Universidad Javeriana, mientras pensaba en que se encontraría con el emperador de Fianot, con el que había acordado una cita para ver una película en la Facultad de Artes - Ciclo Rosa de los martes -.

Se bajó del bus, descendió por unas escaleras al túnel que comunica una acera con la otra, encontrándose de a pocos con hombres y mujeres jóvenes con formas de vestir y expresiones particulares que lo iban sumergiendo de nuevo en el ambiente característico de la universidad, la academia. Cuanto extrañaba esa sensación de tiempo dilatado en el que se podía diversificar una conversación sin llevarla a ningún lado, sin ser responsable de cada palabra, del tiempo invertido en cada frase. Se construye el tiempo y el espacio en una dimensión alterna, diferente al ritmo vertiginoso de la ciudad, al exacto de la organización, al demandante de la institución, diferente a todos los demás con los que se ha encontrado en el camino de su crecimiento.

Ese túnel fue como ir hacia atrás en el tiempo y desear de nuevo esa vivencia, ese estar ahí dispuesto a estudiar, a compartir con los compañeros una cerveza, una película, una tirada de Tarot, una torta de hierba, pequeñas y sencillas maravillas.

El eremita salió en la acera oriental y se dirigió a las escaleras de ladrillo en las que estudiantes de diferentes aspectos conversaban o esperaban a su vez otras personas. El Emperador de Fianot no había llegado aún y el Eremita no sabía cuanto tiempo más tardaría. Sin embargo se dejó llevar por el ruido del río de la gente, por las risas, la agitación propia de las 4:30 en una universidad. Se inundó de alma mater y con cada hoyo de su cuerpo taponado de nostalgia y deseo de estudiar de nuevo, vio como caía la tarde, como se iba descolgando, haciendo énfasis nuevamente en que el tiempo no se detiene y mucho menos el sol se levanta a la inversa sobre el horizonte en dirección al oriente.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Porque siempre se tendrá algo por decir... no?